Apple quiso ser juez y parte en el mercado de la música en streaming. Ahora le va a costar 1.800 millones de euros
Se venía especulando con una sanción de 500 millones de euros, pero la Comisión Europea finalmente ha ido mucho más allá y ha dejado la cantidad en algo más de 1.800 millones de euros. Esa es la cantidad de la sanción a Apple por la demanda de Spotify.
En esa demanda, interpuesta hace cinco años, Spotify se quejaba de las políticas de la App Store: Apple no solo obligaba a usar su pasarela de pago, con comisión incluida, como único medio para que la aplicación lograse suscriptores; sino que además prohibía que la app incluso mencionase, hasta sin enlazar, la existencia de otras formas de suscribirse a la app, como su página web.
La Unión Europea ha entendido que esta práctica supuso “abusar de su posición dominante en el mercado de distribución de aplicaciones de streaming de música”, y ahí es clave recordar cuál es la auténtica posición de Apple aquí:
Es juez y parte.
Amigo o enemigo
Por un lado, ofrece Apple Music. Viene preinstalada en el iPhone, y los 10 euros (ahora 11) que cuesta van íntegros a Apple, quien una vez paga royalties y gastos de infraestructura se queda el dinero restante.
Por otro lado, ofrece una plataforma para competidores de Apple Music (“¡como Spotify!”). Sus aplicaciones solo pueden descargarse allí y la comisión de los pagos es inevitable. Si la aplicación quiere monetizar directamente, solo puede pagar un porcentaje mensual de cada usuario (30% o 15%) a Apple, que prohíbe expresamente no solo los enlaces a webs que sorteen esta comisión, sino incluso dar una explicación de por qué una aplicación no ofrece la suscripción a nuevos usuarios.
Un conflicto de intereses que posiblemente hizo terminar de convencer a Spotify de que debía ir por la vía judicial pidiendo algo que, a la postre, aunque con matices, le dio la Digital Markets Act: poder instalar aplicaciones en iOS desde tiendas alternativas y que incluso en las descargadas desde la App Store se permitan métodos de pago externos.
Este último escenario está a unos pocos días de llegar, cuando iOS 17.4 permita a los usuarios de la Unión Europea el uso de tiendas alternativas —otra cosa es cuándo lleguen estas—.
Si se hubiese dado un escenario distinto, quizás el devenir también hubiese sido diferente. Apple podría haber renunciado a entrar en el sector de la música en streaming, pero entró en él en 2015. Un año después, en 2016, Spotify decidió dejar de ofrecer suscripciones desde su aplicación de iOS para evitar los dos escenarios que tenía que afrontar, a elegir uno:
a) O bien pedir un sobreprecio a quienes se suscribían desde iOS, como estuvo haciendo, para compensar la comisión de Apple
b) O bien mantener el precio a estos suscriptores pero asumiendo la empresa la comisión de Apple, algo inasumible si quería alcanzar algo parecido a la rentabilidad
La última frase no es una exageración. Spotify solo ha sido rentable durante un año en su historia, 2021. En el resto de ejercicios siempre ha terminado con pérdidas de hasta casi 700 millones de dólares (2022). Asumir que el 30% o 15% de la suscripción iría a parar a Apple hacía inviable su actividad.
Y volvemos al inicio: si tuviese que competir contra Tidal, Amazon Music o YouTube Music, todas jugarían en igualdad de condiciones. Pero había un rival que no: Apple Music. Un rival que jugaba con las reglas a su favor.
Apple podría haber estado en cualquiera de los dos bancos (plataforma o servicio) sin ningún problema, pero estar en ambos, haciendo que su aplicación se beneficiase de las políticas que ponía en su tienda, provocaba un agravio comparativo para el resto: no solo tenían que conseguir llegar al usuario, cosa que Apple Music no, porque ya estaba ahí; sino además conseguir que se diese de alta de forma ajena a la App Store sin que el camino fácil le convenciese más.
Ni siquiera con esta ventaja en la experiencia de usuario —reflejada por la Comisión Europea, que ha hablado de ella como “engorrosa” por forzar al usuario a buscar por su cuenta ofertas y alternativas— ha podido Apple Music tener una posición demasiado relevante en el mercado de la música en streaming. Según las cifras publicadas por la propia empresa, solo el 8% de la cuota de mercado europea es de Apple Music, la cuarta plataforma. Lidera Spotify con un 56%.
También merece la pena recordar que, a raíz de las protestas de Spotify en 2016, cuando decidió desactivar las suscripciones, Apple dijo sobre ellas que la empresa sueca “estaba buscando un trato preferente” y que “trata por igual a todos los desarrolladores”.
Esto no era cierto: en 2020 supimos que había llegado a un acuerdo con Amazon para permitirle ofrecer alquiler y compra de películas en su aplicación con su propia pasarela de pago a cambio de que Prime Video aprovechase ciertas características de los sistemas operativos de Apple.
Apple tiene esta misma dualidad en otros sectores, aunque especialmente con TV+, que también compite contra Netflix y compañía de la misma forma que Apple Music competía contra Spotify y los demás. Aunque con una diferencia importante: es muy habitual alternar entre servicios de vídeo bajo demanda o tener varios a la vez, pero no es nada común tener más de una aplicación de música en streaming contratada al mismo tiempo. Ni pasar constantemente de una a otra.
Hace tres años, quien escribe estas líneas dijo en un podcast lo que iba a pasar con este tema: Apple acabaría siendo multada, su problema era ser juez y parte en esta relación y la Comisión Europea acabaría tomando permanentes con las políticas de la App Store. No hacía falta ser un genio para verlo, solo paciente para esperar a que se cumpliera.
Imagen destacada | Omin Armin en Unsplash
En Xataka | Los 8 GB de RAM en los nuevos MacBook Air M3 son insuficientes. No es un movimiento nuevo en Apple